¿Cómo se diagnóstica?
La dislipidemia se diagnóstica típicamente a través de un análisis de sangre llamado perfil lipídico, que evalúa los niveles de colesterol total, colesterol LDL ("colesterol malo"), colesterol HDL ("colesterol bueno") y triglicéridos en la sangre. Este examen proporciona información crucial sobre el estado de los lípidos en el cuerpo y ayuda a los médicos a identificar posibles desequilibrios que pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Se recomienda realizar un perfil lipídico de forma rutinaria, especialmente en adultos mayores de 20 años y en aquellos con factores de riesgo cardiovascular o antecedentes familiares, repitiéndolo periódicamente especialmente cuando se encuentra alterado o en valores limítrofes. (American Heart Association, 2022)78.
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